El sábado 25 estuve en Boceguillas, un pueblo segoviano que, orgulloso de lo suyo, organizó un Festival de las Cañadas Reales.
Hubo senderismo por la Cañada Real Soriana, conferencias, talleres, presentación de iniciativas que pretenden recuperar el valor de lana, reivindicación de las Cañadas Reales como bien público que son y patrimonio de todos. Las Cañadas pueden dar tres vueltas al mundo y , si las repartiésemos entre todos los españoles tendríamos un buen trozo de tierra. Muchísimo más grande que la parcela del adosado.
Sonaron palabras casi olvidadas: Esquilar, vellón, vedija, escarmenar, cardar, copo, rueca y huso, Cañadas, cordeles, veredas, coladas, salgar, descansadero, esquileo,rabadán, mayoral, moreno…
Y el día estaba hermoso.
Fuimos hasta la Cañada Real Soriana a su paso por Turrubuelo, anejo de Boceguillas, y allí José María Barahona, pastor, nos enseñó el oficio. Fue una lección magistral a cargo de José María , sus 350 ovejas, dos perros careas y un mastín.
- El pastor siempre delante del rebaño, si va detrás es que no es pastor, es un arreaovejas.
A su silbido, las ovejas levantan la cabeza , enderezan las orejas y miran atentas al pastor, a ver qué manda…. Si el pastor echa mano al zurrón, vienen corriendo “las paneras” a comer un mendrugo de pan de sus manos. A las paneras, que llevan cencerro, les siguen las demás a la carrera y así, el pastor lleva el rebaño por donde quiere.
Los perros careas guardan los trigos y las cebadas y agrupan el rebaño. Si el pastor se agacha y hace ademán de coger una piedra, salen en estampida del borde de los sembrados. El mastín protege de los lobos.
La Cañada estaba radiante y las ovejas no levantaban el morro del pasto. Y el viento peinaba las cebadas, que tienen ya casi una cuarta.
-¿Qué flor es ésta?- le pregunté.
- Pan y Quesillo. Si la oveja come pan y quesillo, vive la oveja y el corderillo - me contestó.
Y me gustó mucho que las ovejas comiesen flores y que el sol y el viento y la Cañada y el pastor con el rebaño y los dos careas y el mastín fuesen los protagonistas de un radiante día de primavera.
Comimos migas en la plaza del pueblo. Supieron a gloria bendita.
Quería contárselo.

1 comentario
Precioso relato de ese día especial. Gran sensibilidad y ese saber captar esas palabras y momentos clave. Enhorabuena, Claudia y gracias por esta narración reflejo de un momento mágico en mitad del campo con un rebaño de ovejas, un pastor lleno de carisma y un puñado de personas expectantes.