El pasado fin de semana, el Ayuntamiento de Aguilafuente organizó unas Jornadas en torno a la Trashumancia. Exposiciones, conferencias, catas de vino, mercado de productos de la zona, talleres y 1000 ovejas y 20 cabras.
Las 1000 ovejas y las 20 cabras viven en Aguilafuente, en el rebaño de Julián Sanz y el domingo salieron desde La Mata por el cordel de Carraportellada.
Los pastores y los perros manejaron el rebaño ante las miradas de un buen puñado de gente, que acompañó al ganado durante más de una hora, hasta que volvieron a la cija, pasando por la plaza del pueblo.
Y era una alegría ver a las 1000 ovejas y a las 20 cabras y al carnero y a los perros y el olor a cija que iban dejando a su paso. Después los trabajadores municipales borraron las huellas del paso del ganado por el pueblo, que a nadie le gusta pisar cagarrutas.
Cuando se fueron las ovejas, en el Salón del Lavadero, estaban programadas charlas sobre el sector ovino y una mesa redonda sobre el futuro de esta ganadería, con algunos ganaderos de la zona. En esta mesa redonda volvieron a oírse los lamentos de los pastores y afloró, cómo no, el sempiterno enfrentamiento entre labradores y ganaderos. Que si los pastos, que si el beneficio ambiental que proporcionan los rebaños, que si el abono que las ovejas dejan en las tierras vale mucho más que lo que comen, que es que los labradores nunca han podido ver a las ovejas…
Aquello estaba ya enfangado en las divergencias entre labradores y ganaderos de ovino cuando un pastor jubilado tomó la palabra y dijo:
- Yo vengo de Cuéllar, del Carracillo, y hace muchos años que en mi pueblo no veo por las tierras ni una corregüela ¿saben ustedes qué es una corregüela?. Ni una. Si es que las ovejas no pueden ya carear ni en las lindes. Si es que están matando la tierra, que ya no salen ni las corregüelas con el glisofato ese o como se diga… a ver ¿qué pasa con el glifosato?
La mesa redonda acabó buenamente, cada uno en su sector mirando medio atravesado a la parte contraria.Pero sin más nos fuimos todos, labradores, ganaderos y público asistente, en amor y compañía a comer caldereta de cordero en la plaza. Que ya era la hora. La caldereta sabía a monte y a gloria bendita.
Y mira que han pasado ya unos días pero yo no puedo quitarme de la cabeza ni las correhuelas ni las ovejas del Carracillo.
Ni la pregunta del pastor, que quedó sin respuesta:
- ¿Y qué pasa con el glifosato?
¡Ay Miguel Hernández, que por aquí el verde mayo ya no trae correhuelas ni albahacas!
¿Qué pasa con el glifosato?