MEMORIA DE LA NIEVE

MEMORIA DE LA NIEVE

Llevo una buena temporada abducida por Julio Llamazares , por Memoria de la Nieve, su segundo (y último) libro de poemas. Este poemario fue premio Jorge Guillén en 1981 y se publicó en 1982.

Son treinta poemas que evocan a “los montañeses que son, como dije, los que habitan el lado septentrional de Iberia”, tal como nos cuenta la descripción de Strabón en la cita que abre el libro.

Memoria de la Nieve canta un mundo perdido, lejano, que la memoria ha sepultado bajo hielo, desolación y nieve y lo canta utilizando “un lenguaje helado y gris” que sólo el poeta conoce. Y hay en sus poemas nostalgia y silencios y urces y arándanos y nogales donde habita el invierno.. y siempre , en todos sus poemas está presente el bramido del tiempo. Lo que un día fue pero ya no es. Ni volverá nunca a ser.

El bramido del tiempo arrasa todo lo que fue en un tiempo remoto y no deja más que su memoria. Una memoria líquida y frágil porque se deshace como se deshace la nieve.

Son treinta poemas de soledad cantados por quien se pregunta “¿qué espero aún de la espiral del tiempo? Y la respuesta no es sino soledad: “solo estoy en esta noche última, como un / toro de nieve que brama a las estrellas”

Creo que es precisamente esta mezcla de serenidad, nostalgia y soledad aceptada la que me ha mantenido todo este tiempo en la fascinación, encadenada al telar, tejiendo los versos, imaginando paisajes cubiertos de hielo y nieve en los que puede masticarse el dolor de lo que fue y no volverá nunca a ser.

Pero no es en absoluto un libro triste, es sobre todo, un libro con el que aprender la aceptación de los ocasos; un libro blanco, sereno como la nieve que ha borrado todos los puentes por los que uno podría salir de sí mismo. Un libro que te coloca solo frente al paisaje, solo ante la memoria de la nieve.

Es muy extraño que, de repente, un libro que lleva en casa muchos años, releído muchas veces , se te revele con la fuerza que éste lo ha hecho. El azar, el misterio tienen caminos que afortunadamente nunca conoceremos….

Ahora, después de esta confesión, voy a seguir tejiendo versos de Memoria de la Nieve pero lo haré ya con la verdad aprendida en sus poemas, sabiendo que no puede esperarse nada del bramido del tiempo.

Y a partir de aquí, volveré a atender este blog con la regularidad que me propuse en su comienzo.

Prometido. Pero quería explicarles el porqué de mis últimos silencios.

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