“Reducir la hilatura a un símbolo de sumisión doméstica y no verla como una industria productiva es pasar por alto el motivo por el cual desde la Antigüedad (el hilar) era considerado un signo de virtud femenina, o por qué, ya puestos, la Revolución Industrial comenzó (precisamente) con los telares mecánicos”.
Virginia Postrel. El Tejido de la Civilización. Cómo los textiles dieron forma al mundo. Ed. Siruela Ensayo 2021.
El hilo tenía dos mil años cuando llegó la Revolución Industrial. Es decir, que las mujeres llevaban hilando dos mil años. El hilado ha sido, en todas las culturas, una tarea femenina.
Durante estos dos mil años anteriores a la Revolución Industrial el hilo escaseaba permanentemente. El hilo, la materia prima imprescindible para producir tejidos fue siempre un bien escaso. Por lo tanto no es de extrañar que ,uniendo el valor del hilo con el carácter femenino de su producción, se crease muy pronto en el imaginario colectivo la asociación de hilado = virtud.
La mujer virtuosa combina sus trabajos domésticos y el cuidado de la casa y los hijos con el hilado constante, y mucho más cuando los molinos mecánicos la liberaron de la molienda del cereal, que también era su tarea. Y lo hace porque es virtuosa.
De ellas, de las virtuosas mujeres que hilaban, dependía toda la industria textil. Nunca flaqueaba la demanda de hilo. El hilo fue siempre un bien escaso.
En la cultura azteca, las niñas hilaban desde los cinco o seis años e hilaban frenéticamente para pagar el tributo a los gobernadores del Imperio. Cada seis meses las provincias habían de entregar al gobernador dieciséis mantos además de un buen número de prendas interiores. A las mujeres aztecas no les quedaba otra opción que la de ser intensamente virtuosas.
Una sábana precisa 55km de hilo. Las hilanderas más experimentadas de los Andes, usando una rueca de pedal, pueden llegar a hilar 90 metros en una hora. Es decir, que para juntar el hilo necesario para tejer una sábana habrían de invertir más de 600h.
Imaginemos cuánto hilo se necesita para tejer las velas de los barcos vikingos o de las carabelas de Colón o para hacer una toga a un patricio romano.
Desde esta perspectiva es más sencillo comprender por qué el vestido fue siempre ( y sigue siendo) un símbolo de status. Y por qué la mujer más virtuosa era la que más hilo producía.
Una mujer fuerte ¿quién la hallará?
Vale mucho más que las perlas.
……..
Busca lana y lino
Y trabaja con diligencia
….....
Dadle el fruto de sus manos
Y que sus obras la alaben en las puertas.
(Proverbios 31, 10)
Ahora me explico la manía de mi abuela Nina de recoger y ovillar el hilo de hilvanar que tirábamos al suelo cuando sacábamos los hilvanes: - Tirar, tirar… parece que vosotras tenéis mucho que tirar. Si este hilo está nuevecito y vale para otra vez…
Es que ella era una de esas mujeres fuertes de la Biblia, que había hilado mucho mientras guardaba las ovejas.